Hay casas que se disfrutan y casas que se viven.La Casa Martínez-Hidalgo, una casa junto al mar, nace de una idea sencilla pero decisiva: crear un lugar donde el verano no se visite, sino que se habite. Un refugio luminoso donde una familia puede desconectar, caminar descalza por el exterior y sentir que el día avanza sin prisa entre la piscina, la sombra y la brisa marina.
La parcela imponía retranqueos severos que obligaban a una vivienda compacta. En lugar de verlo como una limitación, se convirtió en la clave del proyecto: reducir la huella construida para liberar vida exterior. Así aparece una piscina amplia rodeada por una playa generosa donde cada miembro de la familia encuentra su propio espacio. Un lugar flexible, sereno y lleno de pequeñas escenas cotidianas.









